Un consejo clínico que puede cambiar tu enfoque en el diagnóstico y tratamiento del bruxismo y de la DTM
- Prof. Ricardo Tanus

- 14 ago
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PEn el consultorio, no es raro recibir pacientes con desgaste dental, dolor muscular o relatos de chasquidos y molestias en la articulación temporomandibular. Muchas veces, lo que se esconde detrás de estos signos es un cuadro de bruxismo o disfunción temporomandibular (DTM), y la forma en que evaluamos y conducimos el caso marca toda la diferencia para el éxito del tratamiento.
Un consejo que siempre refuerzo a los colegas clínicos es: antes de pensar en la férula oclusal o cualquier otro tipo de tratamiento, entiende el patrón funcional del paciente.
Esto significa observar no solo la oclusión estática, sino también los movimientos mandibulares, la coordinación muscular y la presencia de hábitos parafuncionales diurnos. La férula no es un “tratamiento listo”, sino una herramienta terapéutica que debe estar adecuada al diagnóstico.
Por ejemplo, en pacientes con dolor muscular agudo y sobrecarga, una férula estabilizadora rígida y bien ajustada, además de proteger los dientes de desgastes y fracturas, puede ayudar a reducir la actividad muscular nocturna en algunos pacientes.
El gran secreto es individualizar:
El diagnóstico correcto viene antes de la confección de la férula.
Observa la respuesta clínica con el tratamiento propuesto.
Orienta al paciente sobre los comportamientos diurnos (el bruxismo no es solo nocturno).
Al final, la férula no es la protagonista, el diagnóstico lo es. Cuando entendemos lo que está ocurriendo, la férula oclusal se convierte en una aliada poderosa en el manejo del dolor, en la preservación dental y en la mejora de la calidad de vida del paciente.

Recuerda siempre:
Tratamos pacientes y no solo dientes.
La DTM es para todos los odontólogos.
Si yo hago una FÉRULA OCLUSAL de excelencia, tú también eres capaz de hacerla.


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